Conversaciones con Jorge Fukelman. Psicoanálisis: juego e infancia. Presentación Feria del Libro de Mar del Plata
Por Miguel Lares
Ante todo un agradecimiento al querido Leonardo Vera, cuyos buenos oficios permiten que hoy estemos aquí, y con quien nos une una amistad cuyas raíces perduran firmes desde tiempos que hoy parecen remotos, ligadas a un lugar que ha quedado instituido para ambos como barrio de la infancia.
Dos especiales y cálidas menciones: una dedicada a Marcelo Izaguirre y a su amistosa disposición para venir desde Buenos Aires a participar de esta presentación así como a la amiga y colega Marina di Carlo quien generosamente nos ha acompañado en este viaje de una sola jornada.
Compromisos contraídos previamente le han impedido a la Dra. Paula de Gainza, coautora de “Conversaciones”, estar hoy con nosotros.
Este libro fue presentado el 17 de setiembre de este año en Buenos Aires en la Sala Juan L. Ortiz de la Biblioteca Nacional. Desde ese momento hasta aquí hemos podido recoger algunos testimonios de quienes han incursionado en su lectura.
Han sido diversos los comentarios.
Algunos de ellos, esperables, de psicoanalistas que se dedican a la atención de niños y púberes y que también se ocupan de la formación de profesionales dedicados a esa área. Y también de otras personas, que no se dedican al psicoanálisis, que se han dejado llevar por la lectura de “Conversaciones”, sin que la especificidad de la materia que hay en juego los haya detenido. Y entendemos que eso ha sido así porque este libro está constituido en capas de diversa complejidad, que convocan distintos intereses o propósitos, pero que en todos los casos invita a proseguir.
El núcleo duro de esta obra lo constituye una seria reflexión sobre clínica y teoría psicoanalítica en el campo de la infancia y la pubertad, siendo su declaración más contundente la referida al papel estructurante, constitutivo, del juego en una escena posible de la infancia.
Cito un fragmento del libro en el que el Dr. Fukelman alude a esta cuestión:
“Lo que pasa es que yo pienso que el juego precede al niño. Con la diferencia del caso, del mismo modo en que puede decirse: el lenguaje, la lengua precede al sujeto. Es un niño porque hay una dimensión de juego que lo sostiene como tal; aunque pudiera ocurrir que yo no entienda esa dimensión del juego”.
Por otra parte comentábamos, durante la presentación en la Biblioteca Nacional, que nos complacía pensar que este libro tiene que ver con la música y que la invitación al registro de la voz del Dr. Fukelman había sido planteada usando el paradigma de un acontecimiento musical.
Y es sobre la música la primera referencia con la que comienza este libro. Sobre música y perfume, como algo que reviste un carácter sorpresivo, como si se tratara de la irrupción de una cierta presencia.
No es sencilla esa disposición para dejarse tomar por las sorpresas. Cuando alguien se dispone a hablar en un análisis, concede esa posibilidad: quedar librado a la sorpresa.
El proceso de esta obra tuvo desde el comienzo ese carácter: lo inesperado se desplegó.
Pero claro, esa disposición, tan cara al maestro Fukelman, implicaba “desamarrarse” y “desarrumarse”, dos palabras de connotaciones portuarias, muy evocativas de la ciudad en la que estamos.
“Desamarrarse” de prejuicios, modelos y modalidades académicas.
“Desarrumarse” de ciertas demandas de saber que no suelen ser más que demandas amorosas, en esa vertiente “amortajante” del amor más propia de los ensueños diurnos.
“Las uvas viejas de un amor en el placard, son esas cosas que te están amortajando” canta la interpretación de Pescado Rabioso desde la poesía de Spinetta.
Este libro no reúne clases magistrales, más bien conlleva la traza de algo que se encuentra en construcción, y que deja planteadas más preguntas que respuestas.
Luego de realizada la presentación que hiciéramos en la Biblioteca Nacional, advertimos otra cuestión que nos pareció interesante.
Marina di Carlo, a cargo de una de las disertaciones, subrayó el entusiasmo provocado por una modalidad de transmisión, esta que era característica de Fukelman y que ustedes advertirán si se disponen a la lectura de “Conversaciones”.
Destacábamos en ese mismo evento, cierta incomodidad que podía suponer confrontarse de continuo con ese estilo que prefería una evitación cuidadosa del saber académico.
Entusiasmo e incomodidad no se excluyen. De hecho, todos sabemos que suelen conjugarse en el fenómeno amoroso, en su vía deseante, al punto que uno podría preguntarse: sin entusiasmo y sin incomodidad ¿Hay amor?
Incomodidad y entusiasmo pueden revelar además una cruda confrontación con la singularidad, que es como decir: con las dificultades y las posibilidades propias.
Y así fue como con entusiasmo fuimos atravesando esta experiencia de las conversaciones, una experiencia que se transitó sin promesas respecto de los resultados.
Y no con poca incomodidad fuimos intentando transformar en escrito esa musicalidad a la que nos referíamos. Esos ritmos y silencios, cadencias y medidas, propios de un peculiar estilo de transmisión, el de nuestro estimado interlocutor, el Dr. Jorge Fukelman.
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