sábado, 17 de septiembre de 2011

Injustamente relegados

Por Miguel Lares

Disertación en la presentación de "Conversaciones con Jorge Fukelman. Psicoanálisis:Juego e Infancia" en la Biblioteca Nacional el 17 de septiembre de 2011

Hace unos años se publicó una obra dedicada a la historia de los psicoanalistas de niños. Jorge Fukelman escribió unas pocas pero cálidas palabras sobre esa publicación. Refiriéndose a dos personas que la autora rescataba en esa historia, Fukelman usó la expresión “injustamente relegadas”.
 

En uno de los últimos capítulos del libro Jorge comenta respecto de su recorrido como psicoanalista. En los primeros años de los ’70 él y Elena Roberto eran docentes en la carrera de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.
El Dr. Fukelman estuvo al frente de la cátedra de Psicopatología de esa carrera y fue desde allí que tuvo la iniciativa y la decisión de invitar a un personaje íntimamente asociado a la introducción  de la enseñanza de Jacques Lacan en Argentina. Ese personaje era Oscar Masotta.
Sobre esto Jorge nos comunicó algo que siempre le había llamado la atención: Las clases que Masotta dio en la UBA, en su cátedra, se  reprodujeron a lo largo del tiempo a través de distintas publicaciones psicoanalíticas, omitiendo sistemáticamente  la mención del responsable de esa invitación así como del lugar donde se habían llevado a cabo las disertaciones.
 

Con gran satisfacción hemos comprobado que nuestro amigo Marcelo Izaguirre subsanó esas omisiones, y eso lo llevó cabo tanto en su obra “Jacques Lacan, el anclaje de su enseñanza en la Argentina” (de esto alcanzamos a ponerlo al tanto a Jorge a fines del 2009) y luego, de manera definitiva, en el prólogo que recientemente escribiera para la reedición de “Ensayos Lacanianos” de Oscar Masotta. 
De ese prólogo de Marcelo, extraigo esta cita:  “Becario de la Universidad de Buenos Aires en los años sesenta y expulsado por el gobierno de facto de 1966, Masotta retornará a ella en 1972. Masotta dicta dos clases en la cátedra de Psicopatología de la uba, aquí publicadas bajo el título “Edipo, castración, perversión” (p. xxx). Jorge Fukelman, responsable de la invitación, afirmó que aquella clase contó con una cantidad inusual de alumnos y oyentes, y fue el único cambio que en esa época –fines de 1972 y principios de 1973– no se promovió en las aulas de Psicología invocando a Marx o Mao sino a Freud y Lacan.”

Como ya ha dejado entrever Paula en su comentario respecto a la labor en los grupos de estudio: no era sencillo compartir horas de reflexión con Fukelman.
Algunos de los colegas que están hoy presentes pueden dar testimonio de eso. En un estilo que estaba siempre en una relación de exclusión con lo académico, era palpable el malestar inherente a nuestra práctica. Jorge no le gambeteaba a la dificultad, esto también era así para los que formábamos parte de ese proceso de transmisión con él.
Los efectos de ese estilo eran palpables: gente que se iba raudamente porque les resultaba insoportable, como nos consta que ocurrió con muchos de los que pasaron por los grupos, o bien para quienes se quedaban, la estimulación del deseo de arreglárselas con las propias dificultades y el renovado interés que resultaba de eso.
 

Eso lo pueden atestiguar varias generaciones de analistas que con esa impronta han realizado y realizan importantes contribuciones en el campo del psicoanálisis aplicado a la infancia.
El Dr. Fukelman se dedicaba al psicoanálisis. “Dedicado al psicoanálisis” es la expresión que él mismo solía elegir para ser presentado y esta dedicación al psicoanálisis resultaba, según sus propias palabras, de la encrucijada entre el análisis personal, la práctica clínica y sus lecturas.
 

A mí me gusta pensar que este libro tiene mucho que ver con la música. Violeta Gainza, personaje clave en este proyecto, viene de la música, de una vida dedicada a la música y de un recorrido prominente en ese campo.
Y por extraño que pueda sonar fue en términos musicales que  le planteamos a Jorge esta invitación.
Le dijimos: vamos a encargarnos de inscribir cada conversación imaginando que es el registro de música en una primera toma. Toma 1 que contiene una intención que ya no se repite en la sucesivas tomas. Pero como primera toma amerita luego un ordenamiento, plantea ciertas posibilidades, impone algunas obligaciones.

Casi como si le hubiéramos dicho: “Jorge: vas a grabar un disco y nosotros nos vamos a encargar de escribirlo.”
 

Los lectores especializados, sobre todo los que han estado bajo la égida de la transmisión de Jorge, sabrán juzgar el espíritu de esa labor de escritura que con Paula hemos llevado a cabo.

Y justamente, quizás en una evidencia de cómo el maestro escuchaba, en el primer capítulo de “Conversaciones”, la primera intervención  de Jorge es una referencia sobre la cantante María Bethania y un particular enlace entre la música y el perfume.

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